El cerebro, ese gran desconocido,
ha hecho que múltiples investigadores se hayan volcado a su estudio.
Hasta el siglo XX, pocas eran las
cosas que se conocían sobre la estructura y su funcionalidad, pero un humilde
investigador, con ganas de conocer, comenzó esa carrera hacia el estudio de su
morfología, dio el pistoletazo de salida hacia su comprensión. El se llamaba
Santiago Ramón y Cajal, que a pesar de los sinsabores de la vida, tuvo una
importancia vital en saber más sobre esa “central” que es nuestro cerebro.
Hoy en día son muchos los avances
que se han realizado sobre el conocimiento del mismo, pero queda por discernir
no sólo el cómo sino el que hace que este órgano sea capaz de discernir y hacer
que el humano sea capaz de realizar todos los incomprensibles procesos que es
capaz de generar.
Muchos son los autores que hablan
de la “neuroplasticidad”, pero ¿se entiende bien? , ¿sabemos que es lo que en
realidad es?, por lo que uno lee u oye parece que no.
Cuando un organismo sufre un
traumatismo a nivel cerebral, sus neuronas son capaces de reorganizarse, para
que la funcionalidad perdida pueda recomponerse.
Pero, ¿ cómo se unen dichas
neuronas? Todavía esta cuestión es discutida, se presupone que las
terminaciones neuronales llamadas dendritas, pueden recomponerse como si una
“memoria celular” hiciese que dicho camino de la información se recordarse.
Se relaciona este tipo de
recomposición con la edad de la persona que sufre la lesión, siendo más evidente
y rápida la neuroplasticidad cuanto más joven es la persona afectada.
No es menos cierto, que en la
rehabilitación a nivel cerebral surte un efecto muy positivo activando una
serie de elementos que hacen que la recuperación sea mucho más rápida.
En los siguientes capítulos,
hablaremos de cómo poder de realizarlo.
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